La pizarra, magnética o no, ha sido generación tras generación un objeto siempre vinculado a la memoria escolar. Nada escapa al desarrollo de los materiales y de los diseños.
Así, de la todavía vigente superficie a llenar de conocimientos mediante la tiza se ha pasado a la convivencia con otras alternativas más modernas.
Entre ellas, una de las más extendidas es la pizarra magnética que centra esta comparativa y que ha ganado ya mucho terreno en las preferencias.
Un tablero blanco sobre el que se escribe con rotuladores específicos y sobre las que, de ahí su nombre, se pueden poner notas con imanes ya que su superficie metálica así lo permite.
Sin embargo, la denominación común no es incompatible con la existencia en el mercado de otros tipos de materiales de superficie.
Como es lógico, para considerar a una pizarra magnética como tal tiene que contar hierro entre sus componentes.
Da igual que esté fabricada con acero ferrítico (integra cromo entre el 12% y el 27% y nada de níquel), plástico, caucho, vidrio o sea solo una capa de pintura. En todo caso debe incluir determinada cantidad de hierro.
Cuanto mayor sea este porcentaje, mayor será la capacidad de atracción a los imanes. También, a mayor grosor de la pizarra, también mayor sujeción.
Muchas por un único inconveniente reseñable como es que los rotuladores específicos son algo más caros que los convencionales dentro de una gama económica en general. Hecho este apunte destacamos:
Ni ensucian ni levantan polvo.
Como no se puede esperar menos de la opción líder convergen en ella una serie de cualidades muy a tener en cuenta como es el número de accesorios y su económico precio.
Hay que señalar que hemos optado por un formato doméstico (tamaño A3 para hacerse una idea) ya que la expansión en los hogares de estas pizarras es cada vez mayor.
Se trata, además, de un modelo usable por las dos caras y que por el escaso desembolso ofrece unos buenos y bonitos acabados con un marco de aluminio redondeado en los vértices.
La superficie revestida de laca resulta idónea para que la escritura sea muy suave y la limpieza muy sencilla, característica, por otra parte, generalizada en estos artículos y que supone una de sus principales ventajas.
Como hemos destacado, para su bajo precio incluye de serie un buen número de accesorios como dos rotuladores (uno rojo y otro negro), cepillo de borrado, cuatro imanes y, por supuesto, los elementos necesarios para fijar la pizarra.
Sobre este último aspecto, hay que reseñar que, por supuesto, se puede colgar en la pared, pero no es mala idea, ni mucho menos, escribir en ella sobre una mesa ya que, por el tamaño, se puede hacer con fiabilidad.
Una pizarra en la misma línea que la anterior, aunque algo mayor de tamaño y más minimalista ya que su fino marco de aluminio apenas resta espacio a la superficie reservada para la escritura.
Los accesorios también van en la misma línea con dos rotuladores, un pequeño borrador y cuatro imanes fijadores.
En este modelo se incluyen almohadillas adhesivas como mecanismo de fijación en pared, algo que facilita todavía más su instalación ya sea en vertical u horizontal. Sin embargo, la eficacia dependerá mucho de si la pared es lisa o rugosa.
La superficie magnética resulta resistente para la gama de esta pizarra que será también una opción ideal para el estudio en casa o para tenerlo en la cocina con notas escritas fijadas con imanes o escribir de manera directa.
Para hacerse una idea concreta del tamaño tiene 62 cm de largo y 43 de altura, una medida que también le da para uso en grupos de trabajo o en oficinas.
Unas dimensiones ya más que notables que orientan su uso al ámbito de la docencia o laboral. En concreto, se trata de una pizarra de 120×90 cm.
Por lo demás, está fabricada en acero lacado, un material que la sitúa en la gama económica si bien el tamaño lo sube de manera sensible sin dejar de ser un producto asequible.
En este caso, como es lógico, las esquinas vienen perforadas para fijarlas bien a la pared con la tornillería necesaria.
La objeción principal es la falta de accesorios que habrá que comprar aparte y, por tanto, elevará el precio.
El único plus que se permite, que tampoco llega a eso ya que lo llevan muchas, es un pequeño saliente para colocar los rotuladores.
Aumentamos de tamaño (150×100 cm) y muy notablemente de precio en una pizarra que ya está orientada de manera total al ámbito profesional.
A las dimensiones de este modelo concreto (se distribuye en ocho diferentes) se suma, en esta opción sí como es propio de su precio, un buen paquete de accesorios con seis imanes, un borrador y dos rotuladores.
Suavidad en la escritura sobre una superficie que resulta compatible con todos los rotuladores de borrado en seco.
El borrador es bastante eficaz ya que basta con una pasada si la escritura es reciente ya que, en general, cuesta más si se tarda tiempo en borrar.
Cerramos con una alternativa totalmente distinta a las anteriores ya que se trata de una superficie flexible muy pensada para frigoríficos o cocina en general.
A su muy económico precio suma como accesorios hasta tres rotuladores con su correspondiente borrador.
Su fabricación requiere un cóctel de materiales ya que incorpora caucho, polvo magnético y la llamada película PET de poliéster para empaques flexibles.
La progresiva sustitución de la pizarra tradicional por esta alternativa implica que los usos sean los mismos, aunque el formato sea distinto.
De este modo, los principales clientes son academias o centros de estudio, pero también reuniones de trabajo y, cada vez más, el uso doméstico para realizar anotaciones propias del hogar o para ayudar en los estudios a los hijos.
Como ya hemos reseñado, su polivalencia hace que también sea una buena pantalla para la proyección de proyectos audiovisuales.
Señalamos tres principales:
Normalmente, incluye una serie de accesorios que serán más o menos en función del modelo:
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